POR UN CAFÉ.
Me encuentro dormida boca abajo, con las manos
juntas atadas a la cabecera de la cama cuando siento su boca recorriendo mis
piernas, siento su lengua recorrer mis muslos lentamente, estoy casi desnuda,
solo llevo mis diminutos calzoncitos de encaje y empiezo a dejarme llevar por
la sensación tan deliciosa que mi cuerpo empieza a recibir, entonces recuerdo
por qué estoy atada.....
Ayer salimos, decidimos ir a
comer en un restaurante cercano a casa, todo iba bien hasta que mi Amo me llamó
por otro nombre y no me habría afectado tanto si hubiera sido otro nombre, pero
me llamó como la zorra con la que me he enfrentado los últimos días y que no
deja de molestar, mi reacción no fue buena, no le dije nada, simplemente ordené
un café frappé, sí, un simple café me ha metido en este lío, hace unos días el
médico me lo prohibió por cuestiones de salud y al no acatar la orden del
médico, la ha dado mi Amo.
- Te he prohibido el café,
¿recuerdas?- Me dice severamente acercándose a mí sin dejar de mirarme a los
ojos.
- No, se lo ha prohibido a Natalia,
no a la zorra de Fernanda que es como me ha llamado.- Contesto con una
seguridad y molestia más que evidentes.
- Cancela el café- Me dice al momento
en que llega el mesero con mi vaso enorme de café.
Por respuesta le doy un sorbo,
el sabor me es delicioso después de tanto tiempo sin probarlo, tomo con la
pajilla un poco de la crema batida y chupo la orilla lentamente sugiriendo algo
más, en sus ojos se enciende una chispa, pero no descifro qué es, si placer o
coraje y en ese momento sólo me dejo llevar por el placer del ansiado líquido
en mi boca, lo disfruto lentamente y mi Amo no dice más, sólo me observa.
Comemos, la plática transcurre
plácidamente y nos retiramos después de pagar la cuenta, disfrutamos de lo que
queda de tarde, regresamos a casa casi al anochecer.
- Me voy a dar un baño y
cuando regrese quiero ver a mi perra en su lugar ¿entendido?
- Sí Amo- contesto, él se va, sé que
tardará un poco así que preparo su ropa, me la llevo a la nariz y me embriago
de su aroma. Cuando escucho que el agua ha dejado de caer me retiro a mi lugar,
solo me he dejado mis calzoncitos de encaje, me coloco en posición y lo espero.
Llega tranquilo a la habitación, se
sienta en la cama.
- Hoy me has desafiado, has
desobedecido y sabes que tendrás un castigo, ven aquí.
Se me hace un nudo en el
estómago y no acierto a obedecer.
-Ven aquí- repite en tono más
enérgico.
- Mi Amo me ha llamado con otro
nombre- digo en un tono que no he medido Y que en vez de ayudarme me
meterá en más problemas, pero ya es tarde para hacerse para atrás.- Eso no
estuvo bien y me hizo sentir mal.
Mi Amo se pone de pie y camina
hacia mí, yo también me pongo de pie sin que él me lo pida pero en vez de
acercarme me alejo.
- No lo hagas más difícil ni más
severo. Ven ahora mismo.
-No- le espeto con arrogancia, pero
ahora tengo miedo, sé que ya me he extralimitado y que la paciencia de mi Amo
se terminó, intento nuevamente escapar cuando él se acerca pero me toma del
brazo y me coloca frente a él, lo miro a los ojos con soberbia y por respuesta
tengo dos bofetones que me hacen bajar de inmediato la mirada.
-Te he llamado tres veces y no has
obedecido, tendré que educarte otra vez.- Me toma del cabello y prácticamente
me arrastra por la habitación, me debato intentando soltarme pero es inútil, a
mi Amo le complico más las cosas.
-¿Tienes ganas de lucha?,- toma las
esposas de cuero que me dejan las manos muy juntas y usando su fuerza me las
coloca, me toma nuevamente del cabello y me arrastra hasta la cama, de donde
toma la cadena y sujeta las esposas a ella, la recorre de tal manera que quedo
tumbada boca abajo y no me puedo mover. -Te quedarás aquí, sola hasta que te
calmes y más te vale que no note tu presencia, estoy muy disgustado contigo,
espero que hayas disfrutado mucho tu café.- Me da un par de nalgadas muy
fuertes y me deja sola.
No sé qué hora es, ni cuánto
tiempo ha pasado desde que Me dejó, pero me despiertan sus labios, la sensación
es exquisita, con su boca, empieza a quitarme la única prenda que llevo puesta.
Mis sentimientos son encontrados, estoy excitada, pero tengo miedo.
- Ya estás más tranquila, yo también
y ahora te daré el castigo que mereces.- Se coloca debajo de mí y me coloca en
una posición que conozco bien, me acaricia el trasero y después me azota,
primero a izquierda y a derecha, los golpes son fuertes, uno tras otro y no
puedo interponer mis manos pues las tengo atadas, no sé cuántos lleva pero ya
no tolero la piel, de repente se detiene, me acaricia nuevamente el trasero,
ahora dolorido, desciende cada vez un poco más y de repente introduce sus dedos
en mi sexo, lo acaricia, qué sensación, el ardor de la piel se me empieza a
olvidar cuando sus dedos entran y salen de mí. Estoy muy excitada y creo que no
tardaré en tener un orgasmo, pero mi Amo se detiene, retira sus dedos de mi
interior y continúa azotándome. La frustración y el dolor se hacen presentes,
lo necesito dentro de mí.
Se pone de pie, afloja un poco
la cadena, me toma de las pierna y me hace bajar de la cama, de tal manera que
mi torso queda sobre ella y las piernas en el suelo, me ata cada pierna a las
patas de la cama, ahora mis movimientos son más limitados, se coloca detrás de
mí y siento la caricia en mi trasero de las tiras de cuero, no sé cuántas son,
pero sé que es uno de los látigos, recibo varios azotes más, sé que mi piel
arde demasiado, el sonido de las tiras y la fuerza con la que soy azotada
causan un efecto de total sumisión.
- Amo, lo siento, por favor pare.- Le
digo con un poco de aliento.
- Demasiado tarde, eso era ayer, pero
me has desobedecido, has tomado café, me has hecho ir por ti, has luchado
contra mí, me has hablado insolentemente. Ahora recibe el castigo que sabes
bien que mereces.- Me deja un minuto y después siento la fusta recorrer mis ya
adoloridas nalgas, sé que eso va a doler más que todo lo anterior, con la fusta
recorre mi sexo y lo lleva arriba y abajo, me excita nuevamente, recorre con
sus manos mi cuerpo, me vuelve a introducir sus dedos y con la otra mano me
acaricia el trasero, la espalda, las piernas, mis senos, los retuerce y gimo de
placer, me hace llegar a las puertas del orgasmo para cerrarlas en mi nariz
otra vez y no sé qué es más tortuoso, si los azotes o el no poder desahogar
tanto placer.
- Ahora te voy a dar 15 azotes con la
fusta, los contarás en voz alta y repetirás en cada uno de ellos " No
volveré a beber café pues mi Amo me lo ha ordenado para preservar mi salud.
Gracias Amo por preocuparse de mi bienestar". Después te usaré a mi antojo
y pasarán tres días hasta que te vuelva a tocar, en esos tres días tendrás que
volver a ganarte mi confianza pues con tus actitudes me has decepcionado, no
tocaré tu cadena y te arrastrarás por el piso como la perra que eres, ¿has
entendido?.
- sí Amo-
- Antes de comenzar dime lo que
repetirás después de cada azote.
- No volveré a beber café pues mi Amo
me lo ha ordenado para preservar mi salud. Gracias amo por preocuparse de mi
bienestar.
- Muy bien.- Comenzó el
castigo, el dolor no me permitía recordar la frase adecuadamente, pero hacía lo
posible, comencé a sudar por el dolor y las palabras cada vez me salían más
entrecortadas. Terminados los azotes, mi Amo me tomó con fuerza, pero
nuevamente solo él pudo complacerse.
- Te dejaré las manos atadas para que
no puedas tocarte, no mereces recibir placer, pues tus acciones no me lo han
proporcionado. Ahora contesta ¿quién eres?
- Soy quien mi Amo desea que sea.
-¿Qué eres?
- Soy lo que mi Amo desea que sea, su
silla, su mesa, lo que le de placer, su estatua, su perchero, su perra, su
puta.
- Espero que tu actitud no vuelva a
repetirse.- y me coloca la cadena, une las esposas a la argolla del collar, lo
que mantiene mis manos alejadas de mi cuerpo y de mi sexo, pues aún tengo ganas
de satisfacerme a pesar del dolor.
Es el segundo día de castigo y
en verdad no creo tolerarlo más, es cierto que mi Amo no me toca, pero me
ordena tocarme, me acaricio y me disfruto, pero cuando estoy por llegar al
clímax mi Amo me ordena detenerme y me ata nuevamente las manos.
Este castigo me lo he ganado y
el afrontarlo me es muy difícil, sé que para mí Amo tampoco es fácil,
pues a pesar de que le ofrendo mi dolor y mi frustración lo he ofendido,
desearía poder brindarle el placer que merece, con mis manos, con mi cuerpo,
con mi boca, pero ahora no soy digna de ser usada por él, tendré que enmendar
mi falta y me esmeraré. Sé que al terminar mi castigo mi Amo usará mi
cuerpo y no sé si esta vez me permita llegar a mi orgasmo, pero eso no me
importa, deseo que al perderse en mi cuerpo perdone mis faltas, disfrute de mí
y me haga sentir nuevamente su puta.
Pensando en mi AMO -TUTOR.
2 comentarios:
pues no me parece bien que tu amo por muy amo que sea tuyo no te pida perdon por llamarte por otro nombre. un amo si es bueno admite sus errores.
Hola, te agradezco el comentario, hay algo que debemos tomar siempre en cuenta y eso es que un relato es parte de una fantasía, no todos son reales, ni los detalles ni las situaciones, éste por ejemplo, es un relato muy sencillo, sin embargo encontrarás otros más dramáticos y no por ello todo lo que se escribe es cierto, ahora bien, para mí la sumisión a mi Amo-Tutor llega al punto en el que él me llama como mejor le plazca, pues yo así lo he aceptado y si a él le gusta otro nombre yo soy feliz si eso le satisface, hay veces en que el Amo te bautizará con otro nombre, mi Amo -Tutor ha decidido que el mío se conserve hasta que su Tutoría termine y mi nuevo Amo me otorgue el nombre que él crea el más conveniente, son partes de acuerdos y consensos que ambos roles aceptamos, porque es una muestra de la entrega que hacemos de nuestro ser, además, dentro de una sesión siempre hay algo que al terminar se llama after care, esto es, los cuidados y atenciones que nuestros Amos siempre tendrán al terminar la sesión, ten por seguro que un buen Amo, si ha cometido un error siempre buscará la forma de repararlo, sabrá pedir una disculpa y cuidar de tu persona, el castigo que describo no lo he imaginado porque le haya hecho ver que me llamó por otro nombre, lo imaginé por la insolencia que he tenido al hablarle de esa forma y la desobediencia que mostré al hacer algo que se me había prohibido, al negarme a recibir mi castigo y ser rebelde ante él. Espero que esta breve explicación me permita mostrarte que no soy víctima de ningún trato injusto, te reitero, que ha sido parte de una fantasía y si te llegase a surgir alguna duda respecto a lo que te he mencionado con gusto y en la medida de mis conocimentos te responderé. Nuevamente, muchas gracias por dejarme tu opinión.Un saludo. natalia.
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