CUENTO PARA
QUE MI AMO DUERMA.
Sabía que pronto llegaría y
esperaba el momento con ansia interna, pero la paciencia tenía que notarse en
mi postura, en mi rostro; lo esperaba, arrodillada junto a la puerta, en
silencio, desnuda para él.
Oí la
puerta al abrirse, no sé si me miró, tan solo veía sus pies al andar, caminó al
fondo de la estancia, oía cajones abrir y cerrarse, sus movimientos delataban
el traer algo entre manos. De pronto, se acerca a mí, noto sus manos en mi
cabeza, una caricia, que poco a poco baja por mi cuello, desliza su dedo por
él, lenta, tranquilamente, su contacto me pone nerviosa, ansiosa, quiero más y
ante mis ojos, lo veo; un collar, hermoso sí, pero collar al fin.
- Tú
decides esta vez, lo tomas o lo dejas. - Son sus palabras, tranquilas pero
firmes; es momento de decidir, sé que lo ansío, quiero ser suya, pero la idea
del collar me molestaba, ¿cómo iba a permitir que alguien me tratara así? Pero
es él. MI AMO, el ser que adoro, que admiro en estos momentos, que se ha ocupado
tanto de mí, que me ha dado confianza, seguridad, atención, que me ha enseñado
a ver nuevos matices, que me hace sentir libre y renovada. ¿Libre usando collar
y cadena de perra? Sí, lo quiero, lo ansío y sé perfectamente que lo anhelaba.
Termina la lucha interna, el muro en mi mente se ha derrumbado.
Por
respuesta, beso las manos de Mi Amo y le presento mi cuello, él, coloca el
collar con delicadeza, tranquilamente, me permite sentirlo y no lo aprieta
mucho. Cosa rara, la textura, la sensación no me desagradan. Termina de
cerrarlo y acaricia nuevamente mi cabeza.
- Buena chica-
me dice. -Ahora, ponte a cuatro patas- ordena, y su voz me llena. Ahora sé que
esa parte de mí quiere obedecer, me coloca la cadena y su sonido es liberador.
No creí
sentirme así.
Camina
hasta el sofá, en donde se sienta, con uno de sus pies descansando en su
rodilla y el brazo posado en el soporte, juega con uno de sus dedos en sus
labios, me mira y sonríe satisfecho. Esa sonrisa, ¿qué no haría por verla
nuevamente en sus labios? y al verla, me olvido de mí otra vez, ya no soy yo,
soy lo que él decida que sea y ahora soy su PERRA.
- Ven
aquí ________________, así como estás.
Y
mi dicha, al saber que me ha puesto nombre no se compara con nada en estos
momentos. Me gusta el sonido que produce ese nombre en mis oídos, es mío, me lo
ha puesto él, es agradable, es lindo, denota ternura y que se ha esmerado mucho
en buscarlo. Ahora sé que ya me considera un poco más suya.
Me
acerco a él, la cadena se arrastra y procuro que mis movimientos le sean
gratos, que lo provoquen, que me desee, me contoneo y me siento segura, procuro
aprovechar al máximo mi postura, llego a su lado y sin que me lo pida, meto uno
de sus dedos en mi boca y lo chupo lenta y sugerentemente.
Lo he
notado, le gustó, porque me permite seguir con mi juego y me acaricia la
espalda. De pronto, retira su dedo de mi boca y se pone de pie, toma la cadena
y decide guiarme por la habitación, tengo que aprender a seguirlo y entender
los tirones que me da cuando quiere que lo siga en una u otra dirección. Me
deja en el centro de la estancia y se coloca detrás de mí. De pronto lo siento,
una embestida fuerte, pero no me lastima, me toma del cabello mientras me
penetra una y otra vez, me gusta, siento su excitación, su deseo, su lujuria y
después, los azotes, sé que son fuertes y que me dejarán unas marcas hermosas,
moradas, como mi color favorito, pero no los siento dolorosos, la piel se
calienta y me dejo llevar por él, por mi Dueño, mi Amo. ¿Por qué se detiene? Aún
no se ha satisfecho y eso no me hace feliz, deseo complacerlo ¿hice algo mal?
Noto su
respiración jadeante, se acerca a uno de los muebles y regresa, lo primero que
hace es poner un cojín en el suelo y me ordena colocar mis rodillas sobre él,
no lo dudo, después me coloca un antifaz negro que me deja ciega y de pronto lo
siento atarme las manos tras la espalda.
-Abre
la boca- Me ordena y yo lo hago.
MMMMM,
siento su sexo en ella y nuestros sabores se mezclan, saben bien, me toma del
cabello nuevamente y continúa lo que había dejado pendiente, lo disfruto, lo
saboreo, cuido que mis dientes no lo lastimen y los tirones del cabello casi ni
los siento. Acelera su ritmo, sé que pronto acabará pero me gustaría que
ese placer le durase mucho, mucho más.
Sale de
mi boca al tiempo en que su esencia sale de él y siento su semen caliente en mi
pecho, en mi vientre, resbalar por mi cuerpo.
Me
quita el antifaz y lo primero que noto, es un poco de ese vino blanco en sus
muslos, sin dudarlo, lo tomo con mi lengua y el contacto de su piel es
delicioso, me permite hacerlo. Con uno de sus dedos recoge lo que ha dejado en
mi cuerpo y lo lleva a mi boca, yo lo recibo como el néctar más preciado.
Me
desata las manos y se retira a descansar sobre el sofá.
- Mi
perrita sabe lo que me gusta, hoy te has portado muy bien y tendrás tu premio,
ven- Voy hacia él, de nuevo a cuatro patas, me gusta hacerlo.
Me
sienta sobre su regazo, de espaldas a él y con sus manos recorre mi cuerpo,
retuerce mis pezones, me muerde un poco el hombro y yo, en respuesta entierro
mis dedos en sus muslos, sus manos llegan a mi sexo, del que él y sólo él, es
Dueño y Señor, juega con sus dedos a la entrada de mi ser y poco a poco
comienza a masturbarme, sabe tocarme y hacerme gemir de placer, no tarda mucho
en lograr su objetivo, me da un orgasmo, terminado, lleva sus dedos a mi boca y
recibo mi sabor de sus manos, me es grato.
Ahora
los dos estamos cansados, me recuesta sobre su ser y me permite reposar mi
cabeza en su pecho, sentir su respiración de cerca, tener su aroma impregnado
en mi nariz, aroma de placer, de lujuria.
Ser Su
Perra el día de hoy me hace esperar no dejar de serlo NUNCA. De las
mejores decisiones que he tomado.
CON CARIÑO Y
ESMERO PARA MI AMO – TUTOR.
1 comentario:
Me ha gustado, y me ha excitado sólo de leerlo y eso que aún siento entre la incertidumbre, el temor en cierto modo y el deseo de llegar a experimentarlo vivencialmente. Si no fuera porque ya tengo Amo, escribiría a tu Tutor, El Faro, para que también fuera mi Tutor y Amo. Transmitele mi Enhorabuena y también para tí por saber transmitir esa satisfacción como Sumisa.
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