domingo, 12 de octubre de 2014

¿QUÉ ES PARA MÍ BDSM?


  Es un estilo de vida, sí, y no lo digo por parecer interesante o popular, es y ha sido eso siempre en mí, porque desde que tengo uso de razón mis tendencias me han acompañado desde siempre.

  El BDSM ha sido en cierta parte como un diccionario que me ha ayudado a poner nombre a lo que sentía y aún no sabía cómo se llamaba: sumisión.
  Ya que el término masoquismo lo aprendí antes, pero me faltaba ponerle nombre a esa parte que deseaba verse sometida, rendida ante alguien que me infundiera respeto y al adentrarme en este mundo, en esta cultura he aprendido que soy una sumisa masoquista, con tendencias dominantes pero que sabe cuándo ser una y cuándo otra.
  El primer recuerdo de deseo de sumisión que tengo, como ya lo dije en una publicación anterior, fue cuando pedí que me enviaran a un internado militar a seguir órdenes para obedecer, pero nunca se pudo, el segundo “contacto” y aunque apenas puedo comprenderlo así, fue cuando leí “El Conde de Montecristo” y me cautivó ese personaje llamado Haydé, para mí, el mejor de todos, no Edmundo y mucho menos Mercedes, fue Haydé quien me conmovió, quien me inspiró esa admiración al renunciar a su libertad por seguir a Edmundo, me enamoré de ese concepto de entrega total, devota, agradecida, creo que es la única ocasión que el concepto de esclavitud voluntaria me ha parecido hermoso.
  Para mí, mis tendencias no han sido imitadas, han nacido conmigo pero sin poder explicarlas claramente porque cómo explicas que alguien con carácter fuerte, con don de mando, que consigue lo que quiere, desee verse así, flagelada, arrodillada, sometida, callada…… sumisa. Ahora veo que no soy la única con estas características, que como yo hay sumisos, dominantes, sádicos y masoquistas y sí, éstas dos últimas palabras suenan muy fuertes: sadismo y masoquismo porque a nuestra mente viene  imágenes perturbadoras para describirlas pero que una vez que comprendemos los conceptos nos damos cuenta que no tiene que ser tan abrumadoras ya que no todo es tan extremo, hay formas y niveles de intensidad y no todo es tan cruel como se lo imaginan.
  Como bien me dice un profesor: “La sexualidad y el dolor se educan”, yo no sé si mi umbral del dolor es alto o bajo, sólo sé que me gusta sentirlo, muchas veces ver cómo se inflige y otras tantas provocarlo.
  Ahora sé que todo tiene un nombre, que todos esos deseos o fantasías tienen un nombre: bondage, cutting, spanking, sumisión, privación sensorial, momificación, humillación…. Entre otros tantos que he ido descubriendo y que me llaman la atención.
  Tal vez, de haberme adentrado antes en este mundo, mi vida sería más equilibrada pues no habría pasado tanto tiempo retando a medio mundo para que me sometiera ya que me he dado cuenta que mucho de ese carácter combativo es reflejo de un deseo de ser controlada. Como me dijo un amigo que conocí en este medio: No andaría como trompo dando tumbos por todas partes, sin control. Es decir, habría podido ser sumisa aquí y controlar mejor allá ¿cómo lo sé? Porque a través de mi experiencia con mi Amo-Tutor he podido ir equilibrando el puente entre mi ser y mi ser vainilla, he ido aprendiendo un poco de dominio sobre mí, sobre mis pensamientos, sentimientos, lenguaje, acciones, en fin, control y eso me ha llevado a un crecimiento en todos los ámbitos.
  Aclaro, no es un medio de escape, es ser lo que soy en el lugar y momento correctos, es entender que ni estoy sola, ni estoy enferma y ni soy única en este aspecto. Entiendo que el BDSM es mi manera de expresar tanto parte de mi personalidad como mi sexualidad, porque no es lo mismo recibir un azote o una humillación en una sesión a que esa misma persona lo hiciera fuera de ella, mi reacción no sería la misma, no se trata de recibir golpes o insultos ni en cualquier momento, ni en cualquier lugar y mucho menos de cualquier persona, es establecer todos esos parámetros y disfrutarlos con mi pareja, pero en ningún momento debe de ser sinónimo de abuso.
  Hay quienes lo ven como un juego de roles, otros lo vemos como estilo de vida, cada quien determina lo que es para ellos y sí, es cierto que hay muchas reglas, protocolos y normas que existen dentro del BDSM , pero como en todo, cada quien decide cómo llevarlo, lo que nunca deberíamos olvidar es el SSC, porque si a mi pareja se le olvida es nuestra integridad la que está en juego, ser sumisa no es sinónimo de ser inconsciente, ni tonta, ni arriesgarse ciegamente, de ser negligente, nadie mejor para conocernos que nosotros mismos.
  El SSC se aplica desde el momento en que estás buscando tu contraparte, puedes tener muchas fantasías, pero sólo son eso, poco a poco irás avanzando, superando algunos límites y marcando otros, cuando me adentro en este mundo recuerdo una frase que me decía un profesor: “Tranquila, camina, no corras, puede que te caigas, te lastimes y entonces ya no quieras ni andar”.
  Así que es otra forma de explicarlo, un camino de autoconocimiento, donde me siento más libre, más fuerte, más centrada.
  Conforme te adentres en él lo verás de distintas maneras a la mía, yo sólo te comparto mi opinión.
 Abre poco a poco la puerta, ve disfrutando y seleccionando lo que te gusta, hay muchas formas de existir en este mundo, pero eso sólo tú lo eliges.

Suerte y que todo salga bien.
natalia.





No hay comentarios.: